Psicofisiología - UNR - ISSN 2422-7358

 
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martes, 04 de septiembre de 2018
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Representación somatotópica cortical PDF Imprimir E-Mail

El gran neurofisiólogo Wilder Penfield (1891 - 1976) describió la representación del cuerpo a nivel de la corteza cerebral, tanto en lo motor como en lo sensorial. Es lo que comunmente conocemos como el  "homúnculo", que lleva su nombre. Aparece como "patas arriba", con la pierna sobre la zona medial y la cara sobre las áreas laterales.

El concepto de homúnculo proviene del latín homunculus, que significa "hombrecillo", diminutivo de hombre, siendo muchas veces usado en forma despectiva.

En Neurofisiología, en cambio,  se lo usa para describir una figura humana distorsionada que refleja las partes corporales en su representación a nivel de la corteza cerebral. Los labios, la lengua, el pulgar y el dedo gordo de los pies ocupan territorios mayores que otras zonas. Lo mismo pasa con los genitales. Hablamos entonces de representación somatotópica, también de "organización topográfica".

 

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Homúnculo de Penfield

 

"En la génesis del Yo y en su diferenciación del Ello parece haber actuado aún otro factor distinto de la influencia del sistema P. El propio cuerpo, y sobre todo, la superficie del mismo, es un lugar del cual pueden partir simultáneamente, percepciones externas e internas. Es objeto de la visión, como otro cuerpo cualquiera, pero produce al tacto, dos sensaciones, una de las cuales puede equipararse a una percepción interna. La psicofisiología ha aclarado ya suficientemente la forma en la que el propio cuerpo se destaca del mundo de las percepciones. También el dolor parece desempeñar en esta cuestión un importante papel, y la forma en que adquirimos un nuevo conocimiento de nuestros órganos cuando padecemos una dolorosa enfermedad, constituye quizá el prototipo de aquélla en la que llegamos a la representación de nuestro propio cuerpo.
El Yo es, ante todo, un ser corpóreo y no sólo un ser superficial, sino incluso la proyección de una superficie. Si queremos encontrarle una analogía anatómica, habremos de identificarlo con el «homúnculo cerebral» de los anatómicos, que se halla cabeza abajo sobre la corteza cerebral, tiene los pies hacia arriba, mira hacia atrás y ostenta a la izquierda la zona de la palabra.
La relación del Yo con la consciencia ha sido ya estudiada por nosotros repetidas veces, pero aún hemos de describir aquí algunos hechos importantes. Acostumbrados a no abandonar nunca el punto de vista de una valoración ética y social, no nos sorprende oír que la actividad de las pasiones más bajas se desarrolla en lo inconsciente, y esperamos que las funciones anímicas encuentren tanto más seguramente, acceso a la consciencia, cuanto más elevado sea el lugar que ocupen en dicha escala de valores."
 
S. Freud; "El Yo y el Ello" (1923) 
 
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